En el centenario de la muerte de Francisco Giner de los Ríos (Ronda , Málaga, 1839-Madrid, Febrero 1915)
El 18 de Febrero de 1915 muere en Madrid D. Francisco Giner de los Ríos, pedagogo, filósofo y ensayista español. En junio 1916 se constituye su Fundación que lleva su nombre e intenta preservar su legado. No es posible recordar a Giner sin recordar a la labor de la ILE (Institución Libre de Enseñanza), ya que fue uno de los inspiradores de su constitución. Tampoco es posible hablar de Educación en España sin evocar sus aportaciones.
Discípulo del filósofo Julián Sanz del Río (introductor en España del ideario Krausista), Francisco Giner elabora y aporta junto con sus propias ideas una serie de alternativas válidas a la educación existente. Es un innovador incansable, y hoy no es posible evocar su figura sin recordar su aportación como creador y director de la Institución libre de Enseñanza (ILE) y como impulsor de otros proyectos complementarios como el Museo Pedagógico Nacional (1882-1941), la Junta para Ampliación de Estudios (1907-1938), transformado más tarde en el CSIC, la Residencia de Estudiantes (1910-1939), la creación e inspiración en el medio rural de las Misiones Pedagógicas ( 1931-1937) o su concepción de educación activa a través de las Colonias Escolares.
En su planteamiento inspirador de la universidad ideal, Francisco Giner propuso que las instituciones educativas, y singularmente la ILE, fueran «no sólo una corporación de estudiantes y sabios, sino una potencia ética de la vida».
A este empeño ético, pedagógico y educativo, Giner dedicó su vida y todos los que le acompañaron en la experiencia desde su origen han dejado constancia de su entrega y de su dedicación a dichos ideales, con el objetivo universal de hacer posible desde esas experiencias, el camino para la igualdad de oportunidades de todos los españoles.
La Institución Libre de Enseñanza surge ante el frustrado intento de Giner en la labor docente y después de ser expulsado de la Universidad por la represión de sus ideas y por su labor docente. El régimen monárquico y los ministros de Educación acabaron imponiendo su concepción social, conservadora clerical a unos profesores que no los aceptaban. Sus dogmas en materia moral, religiosa y política acabaron haciendo imposible la libertad de cátedra, motivo por el cual, los profesores fueron expulsados de las aulas universitarias.
Como consecuencia de su salida de la Universidad, su primera idea fue constituir junto con el resto de los profesores expulsados, una Universidad como la U .Libre de Bruselas. Fracasado el intento por la inviabilidad del proyecto, dirigieron sus pasos a la enseñanza primaria y secundaria lo que le lleva a fundar la Institución Libre de Enseñanza (ILE) en 1876. Entre los fundadores estaban sus compañeros expulsados, Gumersindo de Azcarate y Nicolás Salmerón, En este empeño contaron también con la colaboración de Joaquín Costa (El político regeneracionista del momento), Augusto González de Linares, Hermenegildo Giner, Federico Rubio y otras autoridades y personalidades del momento. Fue su manera de comprometerse con la renovación pedagógica y educativa de un sistema escolar envejecido y clerical, y a través de ello, promover un cambio social en España, El escaso sistema educativo español, elitista, y pobre quedaba vedado a las clases populares, a las que se les negaba cualquier opción por mínima que fuera al derecho a la educación.
A partir de 1881, se hizo viable en las aulas de la ILE otro trato al alumnado, otra concepción educativa, otros métodos de enseñanza y se puso en marcha otro modelo. Con el cuerpo de profesores, con Bartolomé de Cossío a la cabeza (futuro sustituto de Giner), y el apoyo y contribución de otros docentes como Ricardo Rubio, Ángel do Rego, Pedro Blanco, José Ontañón, Pedro Jimenez-Landi, la experiencia se amplió y se hizo posible con ello garantizar la continuidad del proyecto.
Desde 1876 hasta 1936, con la Guerra Civil, la experiencia resultó un éxito dentro de los parámetros previstos inicialmente. Sus experiencias pedagógicas se divulgaron por todo el mundo y fueron la inspiración de muchas otras, tanto en Europa como en América.
Por sus aulas pasaron toda la sociedad de su época que no quería sostener ni perpetuar los principios e influencias de la Iglesia católica en la educación y en la adquisición de conocimientos de sus hijos. La laicidad y el respeto a las creencias, incluidas las religiosas, fueron las primeras aportaciones, pero no las únicas, a partir de ese momento, se pudieron distinguir entre fe religiosa, conocimiento y razón y se pudo enseñar la Ciencia sin las impregnaciones e influencias sobrenaturales.