Entrevista a Juan José Abad, autor del libro «Historia de una soberana agresión»

Entrevista a Juan José Abad

Este libro es un intento por denunciar lo que usted llama ‘una soberana agresión’ que ha sufrido en sus propias carnes. Imagino que fue soportando estos ataques, hasta que dejó de hacerlo ¿recuerda cual fue el detonante que le llevó a ponerse manos a la obra?

 

En primer lugar, déjeme que le diga que los ataques soportados por mi persona, por más disparatados que sean, resultan nimios, comparados con los lanzados contra otras personas y, sobre todo, contra las instituciones educativas, sanitarias, sociales y políticas. El objetivo principal de los «ciudadanófobos» en modo alguno eran los autores de manuales de EpC; sino el ejecutivo y sus proyectos educativos, sanitarios y sociales.

 

Y una vez hecha esta aclaración, puedo asegurarle que nuestro libro fue fruto de la indignación. Indignación por el desaforado clericalismo derrochado por los obispos, sobre todo por Cañizares, Rouco y Martínez Camino; por las intrigas de los grupos integristas católicos, como los Propagandistas del CEU, los Legionarios de Cristo, El Foro Español de la Familia, HazteOir, etc. ; por la impostura (y la necedad) del PP., que tras trabajar durante ocho años en pos de EpC, tan pronto como se vio en la oposición, la llenó de denuestos e inmundicias.

 

El libro, en definitiva, surgió porque uno se sintió indignado de que tanto obispo, tanto integrista y tanto político se empeñaran en ver brujas donde sólo había panderos.

 

Para referirse a los enemigos de la asignatura de Educación para la ciudadanía utiliza usted un término nuevo que nos parece bastante oportuno, «ciudadanófobo». Podría exponernos con cierto detalle quienes serían a su juicio los principales grupos ciudadanófobos.

 

Le diré que tales colectivos probablemente pasen de 3.000; aunque, como es de suponer, la inmensa mayoría, sin criterio ni opinión, se limitan a meras actitudes miméticas. En cuanto a los principales grupos ciudadanófobos, sin duda serían los siguientes:

 

Los líderes de la Iglesia española, los obispos y, por supuesto, los grandes líderes y no pocos seguidores del Partido Popular.

 

Los media conservadores (ABC, ALBA, Gaceta, Alfa y Omega, Ecclesia, La Razón, LibertadDigital, ForumLibertas, InfoCatólica, la COPE…), así como muchos de sus articulistas y colaboradores (J. M. de Prada, C. Rodríguez Braún, Juan Velarde, Ángel Expósito, Carmen Martínez Castro, Antonio Burgos, I. Ruiz Quintano, I. Sosias, Marta Santín….).

 

Los «viejos» grupos integristas junto con los modernos NEO-CONs: ACdP-CEU, CONCAPA; Profesionales por la Ética, el FEF, los Legionarios de Cristo, HazteOir, quizá el grupo más radicalizado y contundente de cuantas pululan por nuestros lares…

 

Por el otro lado, se encontrarían Gustavo Bueno, Amando de Miguel, Sánchez Dragó, y el más atrabiliario de todos, Gabriel Albiac, una especie de Saulo hodierno, el cual en una especie de delirium tremens, dio un espectacular brinco desde la izquierda más radical y cáustica a la derecha más troglodita y doctrinaria.

 

Además de este libro que Vd. Acaba de publicar, es usted autor de un libro de texto que fue utilizado precisamente para la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Uno de los argumentos que más se ha repetido es que esta asignatura adoctrinaba a los alumnos. ¿Qué diría de esa afirmación?

 

De entrada diría que en los ámbitos ciudadanófobos la manipulación y la añagaza se hicieron carne, y el embuste y la calumnia fueron elevados a virtud cristiana. Porque, mire usted, en estos momentos, en la educación pública en modo alguno cabe el adoctrinamiento, por un lado, el profesorado goza de libertad de cátedra y, por otro, a la hora de ingresar, a nadie, salvo al profesorado de religión, se le pregunta si es creyente, agnóstico o ateo; marxista o liberal; seguidor del papa de Roma o del buda tibetano.

 

Por otro lado, es evidente que adoctrinar es tan difícil que en casi todos los intentos suele salir el tiro por la culata. Echándolo humor, podríamos señalar que si el adoctrinamiento fuera eficaz, los españoles continuaríamos atrapados en las garras del nacionalcatolicismo. Los templos estarían abarrotados de fieles. La juventud entera cumpliría los primeros viernes de mes. Toda familia rezaría el rosario del padre Peyton. Los jóvenes serían mitad monjes y mitad soldados, y las jóvenes pudibundas hijas de María Santísima. El Cara al sol encabezaría el Hit-parade nacional. Nuestro jefe de Estado seguiría siendo campeón mundial de los cincuenta metros bajo palio. Los homosexuales permanecerían sometidos a la ley de vagos y maleantes. Y ni dios se atrevería a despotricar contra nuestro Jefe de Estado.

 

Vd. ve tres factores claves que fraguaron la semilla del ataque: la voluntad de imponer su criterio por parte de sectores clericales, el integrismo de distintos sectores conservadores y por último, la frustración de la derrota electoral de 2004 por parte del Partido Popular. ¿Destacaría alguno de ellos por encima del resto?

 

¿Tres factores claves? Bueno, sí. Pero es posible reducirlos a uno, a la «mala educación». O, lo que es lo mismo, a la falta de vergüenza. Decía Paul Valery que la buena educación «consiste en deshacer y rehacer, una y otra vez, la propia educación». Pero al clericalismo y a los integrismos, henchidos de dogmas inamovibles, no hay quien les apee de su mandorla teocrática y tradicionalista. Sus verdades son de cuño diamantino.

 

¿Destacar uno? Tal vez los dislates de la Ministra Ana Pastor, la Consejera madrileña Lucía Figar y el secretario de la FAES García-Legaz, plasmados en el pérfido Catecismo del buen socialista. Todo un rosario de sandeces e indecentes calumnias llevadas a cabo por personas que ocupan puestos de alta responsabilidad en la sociedad española. Una vergüenza.

 

Su libro de Educación para la ciudadanía fue llevado a juicio, y en octubre de 2010 fueron declaradas adoctrinadoras las cuatro primeras unidades. ¿Cómo es posible este fallo judicial, para una materia de carácter europeo y que en otros países se ha implantado de manera natural?

 

Y, como diría el otro, gracias a dios. Porque la parte demandante, o sea, el Foro Español de la Familia, pretendía la condena de doce. No obstante, de los cinco magistrados que integraban el tribunal, dos se pronunciaron a nuestro favor; dejando claro que se trató de una sentencia netamente ideológica, en la que se entrevé «un deseo no disimulado» de que los temas éticos y morales se traten exclusivamente de acuerdo a la moral tradicional cristiana, es decir, de acuerdo con las particulares ideas morales de los magistrados que nos condenaron.

 

Según esto, se nos condena justamente por lo contrario de lo que se dice en la sentencia. Se nos condena no por ser adoctrinadores. Por no intentar adoctrinar de acuerdo con la ideología (con las ideas y las creencias) de los tres magistrados que nos condenaron.

 

El 23 de noviembre la Conferencia Episcopal Española (la CEE) redactó un documento en el que de manera frontal y agresiva atacaba la asignatura. ¿Qué opina de aquello?

 

Agredía a la asignatura y todas las realizaciones y proyectos sociales, educativos, sanitarios y políticos del ejecutivo. Se trata, sin duda, del documento más acre y desmesurado lanzado por los líderes eclesiásticos en los últimos años. En él, los señores obispos, partiendo de la fatua pretensión de poseer capacidades sobrenaturales otorgadas por la divinidad, no dudan: a) en erigirse en árbitros absolutos de las leyes, de los contenidos educativos, de la ortodoxia matrimonial, de las prácticas sanitarias y científicas; b) en acusar al ejecutivo de amenazar la reconciliación de los españoles, difundir una mentalidad laicista, destruir el matrimonio, favorecer el anticlericalismo, entrometerse en la educación moral de los alumnos, favorecer prácticas sanitarias inmorales o aberrantes; c) en oponerse a la fecundación in vitro, al ensayo con células madres, a las leyes del aborto y del divorcio, a ciertos recursos paliativos, a EpC y a cien supuestas inmoralidades más del ejecutivo.

 

Es cierto eso que dice Aznar en su libro de que esto es lo que Zapatero quiere enseñar a nuestros escolares? ¿Le encargó esto Zapatero?

 

Sí. La verdad es que leyendo algunos párrafos del infame panfleto de El catecismo del buen socialista uno puede llegar a la conclusión de que un buen día, el malvado Zapatero nos cogió a los malvados autores de los 7 manuales que aparecen en dicho documento (los de Serval, McGraw-Hill, Bruño, Everest, Santillana, Praxis y Anaya) y nos fue dictando, renglón a renglón, e idea a idea los contenidos, incluidos las ilustraciones y los ejercicios.

 

Pero en serio, me resulta muy difícil comprender que tan infame bodrio sea fruto de dos excelentísima señoras y del susodicho secretario; porque, más bien, parece obra de un rufián asilvestrado y de pésimas maneras. Es una vergüenza que personas capaces de tales deposiciones ocupen puestos de tal alta relevancia en la administración española.

 

¿cree vulnerada la independencia judicial cuando uno de los acusadores tenía a su hijo sentado en el banco de los juzgadores?

 

A ciencia cierta no lo sé. Pero, a raíz de la primera sentencia del alto tribunal andaluz contra nuestro libro (6-3-2008), por supuesto, también por 3 a 2, Raúl Bocanegra, en Público, ponía de relieve que, el magistrado Enrique Gabaldón, a la hora de dar «un varapalo a Educación para la Ciudadanía, copió en el fallo los argumentos que su padre, José Gabaldón, vicepresidente emérito del Tribunal Constitucional y presidente de honor del Foro de la Familia, expuso en un par de artículos»: uno, el 25 de julio de 2007, en el diario ABC, y otro en el blog de Ignacio Arsuaga, presidente de HazteOir el 21 de diciembre del mismo año.

 

¿Cuales son los puntos en común -si los hubiera- entre Gabriel Albiac, Martínez Camino, Rouco Varela, Esperanza Aguirre, De Cospedal, Eduardo García Serrano, Gustavo Bueno, etc.?

 

Indudablemente, su fobia a los socialistas y a EpC. Las razones de Aguirre y Cospedal están claras: Las derrotas políticas del 2.004 y 2.008.

 

Las de los obispos van de suyo, ¿Cuándo los obispos han hecho buenas migas con los sectores progresistas? Además está su dogmática. Dado que en materia de fe y de costumbre, consideran infalibles a sus papas, no puede por menos que continuar vigente la afirmación que Pío XI, el gran amigo de Mussolini, expresó en la Quadragesimo Anno: «socialista y católico son término contradictorios. Nadie puede ser, a la vez, buen católico y verdadero socialista». Por otro lado, la Iglesia ha insistido reiteradamente en su condena del socialismo, el liberalismo, el sindicalismo y de un amplio número de opiniones económicas y sociales más.

 

En cuanto a Gabriel Albiac, su aversión al socialismo la lleva incrustada en sus ínferos: soltaba pestes contra el socialismo cuando era íntimo de los etarras y no va a dejar de soltarlas ahora que se ha convertido en íntimo de Cañizares, Expósito, los Propagandistas del CEU….

 

¿Es la nueva asignatura de Educación Cívica y Constitucional, un producto ‘light’ de la extinta Educación para la Ciudadanía o directamente es otra asignatura? ¿qué cambios cree Vd que son los más relevantes?

 

Bueno, mire, podremos cambiar los collares pero no el cuello de la dama. Uno tiene la sensación de que el señor Ministro está tremendamente presionado por los fantasmas homófobos de los obispos y los integristas y, por eso, pretende eliminar el tema del matrimonio homosexual. Pero, amén de que el Código civil español también recoge este tipo de matrimonio, ¿no me diga usted que no resulta esperpéntico intentar hurtar una parte de la realidad cotidiana al alumnado de la ESO?

 

Desde otra perspectiva, tampoco deja de ser curioso que mientras se intenta ocultar la realidad del matrimonio homosexual en la escuela, el Diccionario de la RAE esté a punto de introducir una nueva acepción, en virtud de la cual se señala que también se entiende por matrimonio «en determinadas legislaciones, la unión de dos personas del mismo sexo, concertada mediante ciertos retos o formalidades legales para establecer y comunidad de vida e intereses…»

 

¿Qué papel han jugado los medios en toda esta polémica?

 

Ha habido alguno, como Alfa y Omega, que, en nombre de su dios (del recortado dios de Rouco Varela), ha intrigado, acechado y mentido divinamente.

 

De todos modos, el más influyente ha sido el ABC. En él, además de los numerosos improperios, descalificaciones, intrigas y embustes aparecidos anteriormente, con fecha de 30 de enero del 2009, al socaire de la sentencia del Tribunal Supremo adversa a objeción de conciencia, sacó a relucir un amplio número de las manipulaciones y embustes de El catecismo del buen socialista; los cuales tuvieron un notable éxito entre los grupos ciudadanófobos, de tal modo que, con uno u otro matiz, fueron repetidas en numerosos media, e, incluso, más de un iluminado, entre ellos, Amando de Miguel, se sirvió de ellos para hacer metafísica escatológica de lo más soez y repugnante.

 

En estos aspectos, hemos de confesar que el ABC nos tiene estupefactos. A la hora de denigrar nuestros manuales, no dudó en resaltar las más mínimas disonancias sexuales y religiosas, sin embargo, sus páginas resultan de lo más variopinto en materia de fe y costumbres. Por lo general, en su portada, aparece un sublime reclamo, proclamando que «el sexo es vida»; hacia la página sesenta o setenta, unos doscientos anuncios de vivo tono putañero y, entre medias, sutiles y profundos artículos religiosos, cristianas esquelas mortuorias plenas de unción. Y, finalmente, el jueves, milagro: distribución gratuita de Alfa y Omega, el «semanario católico de información», del arzobispo Rouco.

 

Se diría, pues, que ABC hace a todo: a cielo y tierra, a alma y cuerpo, a pelo y pluma, y, hasta, tal vez sea posible descubrir en él esa recia idiosincrasia del patriarcalismo católico hispano: «por la mañana la misica, por la noche la putica».

 

Muchas gracias por su disponibilidad.

 


El TSJ de Andalucía resolvió que el manual, escrito por Juan José Abad Pascual para la editorial McGraw-Hill, y adoptado como libro de texto de la asignatura en el tercer curso de ESO del instituto ‘Delgado Hernández’, de Bollulos Par del Condado (Huelva), era ‘adoctrinador’, lo que vulneraba los artículos 16.1 y 27.3 de la Carta Magna.

 

Más recientemente el Tribunal Supremo ha rechazado que este libro fuera un ‘adoctrinamiento’ y niega el derecho de los padres a objetar de la asignatura por discrepar de un manual.”

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