En el marco del proyecto BEST, la Facultad de Educación de Palencia (Universidad de Valladolid) desarrolló durante el curso escolar 2021/2022 un formato triangular novedoso, como experiencia comunitaria, entre la Facultad de Educación de Palencia (Universidad de Valladolid), la Universidad Popular de Palencia (Escuela para adultos) y una institución penitenciaria, también en Palencia.
La idea principal fue ampliar la actividad de las postales, involucrando a jóvenes estudiantes de la Universidad, estudiantes adultos mayores y un grupo de población vulnerable, en este caso, reclusos de un centro penitenciario. Aunque hubo más personas involucradas de cada grupo, en el grueso de los intercambios participaron 30 personas: 6 alumnos de 2º del Grado en Educación Social, que se sumaron a 12 alumnos de la escuela de adultos y a 8 internos de un centro penitenciario y su educador.
El grupo de estudiantes universitarios fue el que decidió trabajar esta actividad con las personas mayores y con los reclusos. Marta e Irene, dos de las jóvenes, nos compartieron sus pensamientos al final del proyecto:
Al final, se trata de conocer las diferentes opiniones que tenemos y cómo, entre diferentes grupos, podemos llegar a tener cosas en común que quizás ni siquiera habíamos imaginado al principio y que, aunque no compartimos muchas cosas, podemos escucharnos y entendernos, refirieron.
Las y los estudiantes universitarios acudieron a una escuela de educación de adultos para replicar el taller de análisis de imágenes y la redacción de postales. Luego, sus postales fueron enviadas a la prisión. Allí se trasladó un segundo grupo de estudiantes, trabajando la actividad con un grupo de reclusos, que respondieron a las postales que les enviaron desde la escuela de adultos.
Algunos de los estudiantes mayores describieron su experiencia de esta manera:
Creo que a los jóvenes les puede interesar estar en contacto con personas mayores, para ver cómo piensan, porque en el futuro pueden tener que trabajar con estas personas mayores. Y luego, estar con las personas privadas de libertad es muy importante porque ellos también son parte de esta sociedad y creo que tienen la obligación de ser parte de cada proyecto que se haga.
Después de que cada grupo hiciera la actividad por separado, se realizó un encuentro global con estudiantes de la universidad, estudiantes de la escuela de adultos y presos, en el que todos compartieron sus puntos de vista sobre temas de solidaridad y fraternidad. Uno de los asistentes a la escuela de adultos resumió la experiencia centrándose en la empatía: bueno, esto era empatizar, tener respeto, tener confianza. Sí, eso es lo que significa para nosotros. Y en el aula, bueno, todo eso se comparte porque cualquier compartir que se haga es entre todos y se hace con el compromiso de, además, ese respeto sin mirar si uno es de derecha o de izquierda o si uno es de una religión y el otro de otra. Lo que hemos hecho con los presos de la cárcel ha sido totalmente enriquecedor.
En cuanto a su trabajo junto a los jóvenes estudiantes, otro participante se expresó así: hemos aprendido a escuchar, a escuchar a los jóvenes y a comprenderlos en las dificultades que tienen siendo tan jóvenes. A pesar de las diferencias generacionales que tenemos, somos capaces de hablar y dialogar, porque creemos que es la única manera.
Marta e Irene estuvieron absolutamente de acuerdo y decidieron compartir esta sensación como una sorpresa: bueno, lo que más nos ha sorprendido es que no hay tantas diferencias como pensábamos, tanto a nivel intergeneracional como con las personas privadas de libertad, que, al fin y al cabo, como tantas veces repetimos, todos somos iguales. Es posible que tengamos opiniones diferentes sobre algunos temas específicos, pero hay muchas menos diferencias de las que pensábamos.