En marzo de 2020 una pandemia global azotaba al mundo que se confinaba y durante un par de meses toda actividad educativa, productiva y social se paralizaba o tenía que trasladarse, adaptándose a velocidad de vértigo, a las condiciones del mundo digital.

En estas condiciones ha dado comienzo la tercera edición del proyecto BEST (Juguemos la carta de la fraternidad) que hace hincapié en la importancia de la convivencia de diversas ideas, religiones, razas, grupos de estatus, etc. Para ello se llevan a cabo actividades con alumnado de distintos centros educativo del Esrado español. El objetivo es que despierten la conciencia crítica en torno a valores democráticos promoviendo la solidaridad y la fraternidad en torno a temas de gran interés social: Cambio climático, feminismo, interculturalidad y migraciones, salud mental, solidaridad intergeneracional.

Al tratar de contactar con los centros educativos en los que vamos a desarrollar el proyecto en España, nos encontramos con que se proclama un nuevo estado de alarma, que lleva vigente desde el 25 de octubre en España y se espera que dure hasta mayo de 2021 (el anterior: del 14 de marzo al 21 de junio). Se trata de una propuesta general que está siendo adaptada por cada gobierno regional a su situación específica. Las restricciones son parecidas aunque más flexibles a las del confinamiento: prohibición de la libre circulación por la noche; restricciones a la circulación entre regiones; reuniones en espacios públicos y privados de un máximo de 6 personas; capacidad limitada en los restaurantes.

La vuelta al cole en los centros escolares, se ha visto marcada por la incertidumbre de la falta de protocolos claros ante una pelea competencial entre las administraciones que ha acabado delegando las responsabilidades en los centros escolares. Así, toda la función preventiva y protocolaria recae en los colegios que asumen desde hace tiempo los continuos recortes y sienten cada vez más la falta de recursos materiales, humanos y técnicos. Actualmente algunas escuelas están usando un modelo híbrido en el que según los días una parte del alumnado va a clase y otra toma clases online de forma que se puedan bajar los ratios de asistencia. Cuando se detecta una prueba positiva de COVID en una clase, todo el grupo va a un período de cuarentena y recibe clases virtuales como grupo burbuja.

A la entrada de los centros se hacen controles de temperatura y es obligatorio el uso de la máscara a partir de los 6 años. Las universidades están en un sistema mixto, de manera presencal y digital.

Esta situación de contexto ha supuesto una limitación del acceso a los centros educativos a entidades externas como la nuestra, limitando considerablemente el número de intervenciones en los mismos. Desde la Fundación CIVES hemos invitado a participar en el proyecto a más de 50 centros, de los cuales hasta el momento han respondido favorablemente 18. Consideramos que en el mes de enero podremos llevar a cabo la formación sobre análisis crítico de imágenes con profesorado de al menos 25 centros, aunque nuestra meta prevista era de 40.

Estamos en un momento en el que el fomento de valores como la solidaridad y la fraternidad son imprescindibles. Vemos como lenta pero inexorablemente se normalizan los discursos de odio a colectivos diversos, así como el negacionismo de problemáticas sociales. Ambos tienen cada vez más espacio en los periódicos o los parlamentos de nuestros Estados. Por ello son cada vez más necesarias medidas preventivas para asegurar un entendimiento intercultural internacional, que proporcionen herramientas para el fomento de la convivencia y el respeto a la diversidad a nivel europeo y global. Si bien estas medidas deben comenzar por el sistema educativo desde las primeras etapas de la vida, no debe quedarse aquí.

En España estamos de celebración pues durante el pasado 19 de noviembre se ha producido la reciente aprobación de la LOMLOE, la nueva ley educativa, con una fuerte oposición de los partidos de derecha y ultraderecha. La ley es una apuesta por el fomento de la educación pública y en valores, donde se le da relevancia a contenidos basados en valores cívicos y éticos que se estudiará en Primaria y Secundaria, con especial atención al respeto de los Derechos Humanos y de la Infancia y a la igualdad, limitando la segregación por sexos para el concierto público. Y promoviendo el pensamiento crítico enfocado al ejercicio de una ciudadanía democrática.

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