Por Ramiro Curieses.
En alguna ocasión es apasionante razonar con los alumnos sobre leyes, normas y reglas. El pasado miércoles comenzamos la clase de Educación para la Ciudadanía hablando de la importancia que tiene esta cuestión en la vida de las personas. Casi todo lo que hacemos está regido por normas, les he dicho a mis alumnos. Para hacer buenas reglas o para juzgar si son buenas las que ya existen, es necesario tener pensamiento crítico. Hacer buenas reglas es difícil; se puede caer en la ineficacia, en el autoritarismo por no consultar, en la oscuridad al formularlas, o en la injusticia. Por eso necesitamos saber distinguir muy bien las reglas buenas de las malas; las buenas son una ayuda para todos aunque a veces nos molesten por limitar nuestra libertad, mientras que las malas son un obstáculo al que hay que oponerse con fuerza. Inmediatamente después Hugo, alumno despierto, ha comentado que las normas son necesarias para que las actividades se hagan de un modo mejor. Xiomara ha preguntado si en todos los países hay normas y reglas. He aclarado que todas las culturas, por muy primitivas que estas sean, tienen ciertas leyes, normas que regulan la convivencia y las acciones humanas. Iván, que es un alumno un poco más inmaduro, apostilla que todos los juegos que él conoce tienen reglas, pero que a veces hace trampas. Beatriz, que en algunas ocasiones está como ausente, ha expresado que quién es la persona que inventa las normas y las leyes. Las preguntas empiezan a ser seductoras y aparecen cuestiones como las que plantea Nerea y que hacen referencia a las normas que nos ponemos nosotros mismos o las que nos ponen los demás. Alba explica que las normas que le ponen sus padres son muy estrictas y que a ella no le hacen gracia. Raúl manifiesta que hay muchas normas en el instituto que no necesitamos porque no son eficaces y que sería conveniente cambiarlas.
Estoy disfrutando de este debate, la verdad es que los alumnos cuando piensan y dialogan formulan ideas interesantes. Poco a poco voy introduciendo nuevas proposiciones al respecto y les hago recapacitar sobre las normas que nos imponen, las que necesitamos, las que son básicas. También les indico que el hecho de que las leyes sean necesarias no justifica cualquier clase de ley. Ha levantado la mano Isma, de forma enérgica, y explica que puede haber reglas injustas que favorecen más a unos que a otros y que también hay reglas inútiles e ineficaces. Hugo vuelve a intervenir diciendo que las peores leyes son las que se imponen sin consultar y sin respetar a los demás. Gonzalo llega a decir que la mayoría de las reglas fastidian y que están pensadas para molestar. Hugo vuelve a intervenir diciendo que por eso es necesario distinguir entre las leyes buenas y malas y que estas se pueden cambiar. Termina diciendo que las normas deben ser revisadas periódicamente.
Es apasionante ver sus caras y ganas de poder expresar sus emociones. Cuando un maestro percibe que sus alumnos aprenden su espíritu se eleva por encima de cualquier otra condición. Mar, indica que en ocasiones no cumple las normas que su abuela le impone y Hugo invita a la clase a rebelarse contra las normas que se consideran injustas o arbitrarias, pero al mismo tiempo expresa su convicción de que es estúpido atacarlas cuando son justas y necesarias. Sigue afirmando que toda regla debe llevar indicada siempre una consecuencia justa y proporcionada para quien no la cumpla, porque si no hay sanción prevista confundiríamos normas con consejos. Nos hemos quedado pensativos, unos segundos en silencio, ya que lo que Hugo acaba de decir es muy importante y profundo. ¡Qué criatura! Iván vuelve a comentar que hay normas que él no acepta como la de ponerse el casco cuando va en bicicleta. Rubén le ha contestado que aunque es una norma molesta es buena. Iván no comparte esta opinión y Hugo le ha dicho: -¡ponte el casco tío!, es por tu bien, aunque te parezca no justo.
El fatídico timbre nos advierte que la clase ha terminado y ha roto el hechizo del que estábamos disfrutando. Únicamente me da tiempo a insistir en la idea de que para juzgar las leyes que existen tenemos que desarrollar el pensamiento y la reflexión y que de esa forma aprenderemos a aceptar con más facilidad las normas y reglas que sean justas y a oponernos a las que consideremos injustas.
Aún no me creo que esta asignatura vaya a desaparecer para el curso que viene, ojalá que el 20-D los Reyes Magos hagan un buen regalo a la sociedad.
¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO 2016 PARA LA CIUDADANÍA!