El momento histórico que atraviesa Europa está dejándonos imágenes y reacciones que suponen un enorme motivo de vergüenza para buena parte de la población europea. Victorino Mayoral, presidente de la Fundación Cives, fue el encargado de arrancar el seminario con la reflexión acerca de la política comunitaria ante \»el mayor fenómeno migratorio después de la segunda guerra mundial\». Las reacciones son de caracter restrictivo, aseguró, en un momento en el que se está cuestionando Shengen, se incumplen las garantías constitucionales o, como en Francia, se plantea incluso la retirada de la nacionalidad a las personas extranjeras con el estado de excepcionalidad. Estamos viviendo un auge de los discursos y argumentos identitarios que suponen un peligro real, afirmó. Con este clima ¿cómo es posible vivir juntos? ¿cómo evitamos la fractura entre comunidades?
La primera intervención fue la de Estrella Rodríguez, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Acción Social, que aseguró que la ecuación Estado de Bienestar e inclusión debía ser una ecuación, a priori, muy sencilla si se pone el concepto de ciudadanía en el núcleo y se entiende como un proceso bidireccional. Sin embargo, el giro en las políticas europeas ha provocado un Estado de Bienestar menguante que ha dejado de funcionar como amortiguador social para crear una situación en la que aumenta la desigualdad y se genera enfrentamiento. Según Estrella Rodríguez, están saltando todos los marcos normativos europeos debido a la incompetencia e inmoralidad de ciertos políticos.
Destruir mitos
Los estereotipos sobre la inmigración no se sustentan en datos reales, y especialmente en los económicos. Es rebatible la idea de que integrar cuesta dinero y es totalmente absurda, decía Rodríguez, la idea de que las personas que abandonan sus hogares vienen a Europa a vivir ‘la vida padre’. No sólo es absurdo si no que es peligroso puesto que se empieza contra las personas migrantes y se sigue con nosotros mismos en una espiral ascendente de guerra social. En España no se creó xenofobia ni islamofobia tras los atentados del 11M ni supuso ningún drama que en 2006 el gobierno realojase a 36.000 personas llegadas en cayucos a Canarias. No supuso ninguna alarma social ni se generó tanto rechazo ¿Por qué se empeñan en repetirnos que ahora sí? ¿se trata de un problema real u obedece a estrategias políticas? Además, el propio FMI, según contó Francisco Velázquez, ex secretario general para la Administración Pública, mantiene que los gastos derivados de los servicios que prestan los países a los refugiados provocarán un aumento del PIB del conjunto de la Unión Europea de un 0,1% en 2017 aunque el impacto será mayor en aquellos países que son destino final de los refugiados.
La Democracia en juego
“Si tenemos unos servicios públicos que funcionan bien, podemos hablar de democracia si no, no” afirmaba Francisco Velázquez. Y lo cierto es que en los últimos 5 años los servicios han ido disminuyendo bajo la falacia de que se puede hacer más con menos. Un dato interesante es que Madrid gasta en limpiar los barrios ricos casi del doble que en los pobres. ¿Por qué se recorta de zonas concretas? ¿Qué criterios rigen?
Según Velázquez, para acabar con la creciente e injusta desigualdad no se trata tanto de inventar nada nuevo si no de aplicar las normas existentes que ahora mismo se están ignorando. Europa está mirando hacia otro lado, y también los gobiernos nacionales.
Velázquez acabó citando la frasee del pensador Odo Marquard “Igualdad significa que todos pueden ser diferentes sin temor”.
Voluntad política
Durante la tarde del seminario tuvimos ocasión de dialogar con representantes de administraciones municipales y organizaciones de personas migrantes para acercarnos a lo cotidiano en el ámbito local. Según el concejal de Fuenlabrada, Francisco M. Paloma, lo que verdaderamente determina la manera de trabajar en los municipios es la voluntad política. El endurecimiento de las políticas migratorias supone una vuelta atrás, “se nos está achicando el espacio para actuar, aunque tengamos recursos” afirmaba. Del mismo modo reconoció la importancia de trabajar con la sociedad civil organizada y los diferentes actores del tejido asociativo así como la necesidad de luchar contra la invisibilizacion de las personas migrantes: el acceso a los servicios públicos como la presencia en el espacio cívico dependerá de cómo actúe la administración. Y para garantizar la inclusión se deberán tener en cuenta tres ejes fundamentales: la participación, la inserción laboral y la inmersión lingüística (para evitar los ghetos).
\»Invertir en inmigración es una inversión segura\», afirmaba el técnico del Ayuntamiento de Torrent, Álvaro Marzal, que volvió a desmontar el manido discurso de que “los inmigrantes se llevan todos los recursos”. Sin embargo no siempre resulta fácil actuar a nivel municipal pues hay una indefinición que bloquea al no dejar claro cuáles son las competencias. Para poder avanzar, según Marzal, es necesario que se produzcan cambios a nivel político y que se garanticen los espacios reales de entendimiento, también a nivel técnico y social. Manuela Fernández, concejala de Cieza, por su parte, lamentó que no se reconozca la función social de los centros educativos que trabajan la inclusión, como el CEIP Pedro Rodríguez, que ella misma dirige. Por otro lado, sí destacó el éxito de algunos programas como la Red de Infacia Cieza (http://infanciacieza.blogspot.com.es/) que se están llevando a cabo por parte del Ayuntamiento con bastante éxito.
La llegada y la inclusión
“Es a través de los proyectos de barrios, a partir del contacto directo con unos y otros, cuando se aprende a hacer cosas juntos en lo cotidiano, cuando te das cuenta de que eres uno más”, afirmaba Vladimir Paspuel, presidente de la asociación Rumiñahui hispano-ecuatoriana. Según Paspuel, por el hecho de ser migrante se recibe un 40% menos en todo (salarios, participación, representación). No se puede asistir a las reuniones del AMPA si se está trabajando, no se puede participar si no se está. Por ello Paspuel consideraba vital que se apoye a las organizaciones de migrantes (en contra de lo que se está haciendo ahora) con espacios para reunirse, con financiación que permita una inclusión real. Por último alertó de la imposibilidad de integrarse y participar en una sociedad en la que no se tiene derecho a voto, la participación política es fundamental y no puede depender de convenios bilaterales con ciertos países. “No puede ser que se quiera inmigrantes para el ejército pero no para la policía”, concluyó.
Rifkat El hichou L biari, de la organización Jóvenes Musulmanes de España, relató la dificultades que como musulmanes se enfrentan ante los prejuicios provocados por un escenario internacional que nada tiene que ver con ellos pero que sin embargo les pone en el centro de los recelos. Además resaltó las dificultades que genera la barrera del idioma, el constante etiquetado de ‘extranjero’ en casos en los que, como ella, han nacido en España, el trato en ciertas administraciones que dan por hecho que no van a saber rellenar un formulario (aunque lleven todo su vida en España), los problemas para la foto del DNI y el velo, etc.
Por último Sonia Ortega, coordinadora del área de interculturalidad de la LEECP, puso de manifiesto la necesidad de que los fondos europeos para la integración no se limitasen a población extracomunitaria para evitar la segregación y para evitar que la población local lo percibiese como unos recursos exclusivos para inmigrantes. “Se trata de encontrar espacios para respirar el mismo aire”, afirmó, vivir juntos y juntas para experimentar la convivencia y generar inclusión.