En la vida de Rodolfo Llopis, sindicalista, político y pedagogo pueden distinguirse diversas fases. Una desde su etapa inicial de formación hasta 1931, singularmente como docente y sindicalista, otra como político hasta 1944 a través de su actividad de representación de las instituciones republicanas (Concejal, Diputado en Cortes en tres legislaturas, Subsecretario de Presidencia, Secretario de la mesa de las Cortes Republicanas, Presidente del Gobierno en el exilio) y finalmente como dirigente en el exilio desde 1944 hasta la llegada de la democracia, en un doble cometido como dirigente de la UGT y del PSOE desde su atalaya de Toulouse. A partir del Congreso de la UGT de 1972 y del PSOE en Suresnes en 1974 se inicia su declive político.
Nacido en 1885 en Callosa d´ Ensarria (Provincia de Alicante) su vida transcurre desde sus primeros pasos en la provincia de Alicante hasta concluir luego en Madrid. Hay un período de estudios y formación que se inicia en la capital y se prolonga en diversas actividades. Su primer destino como profesor en la Escuela Normal de Cuenca le otorgó la primera opción como funcionario docente. Sin embargo volverá a Alicante a la que siempre se ha sentido vinculado en cuya circunscripción salió elegido diputado en tres legislaturas.
Su formación como docente en España se interrumpe para ampliar estudios en sus salidas al extranjero. Su actividad sindical y política que se inicia al mismo tiempo, cristalizando en dos procesos singulares, su actividad sindical como docente y su actividad política. La vertiente sindical se inicia a raíz de la huelga de 1917 lo que le lleva a formar parte primero de la Asociación General de Maestros y luego en la FETE-UGT de las que ejerce como destacado dirigente. Su vertiente política como miembro del PSOE corre paralela a su actividad docente y sindical ingresando en la federación socialista madrileña 1919.
Su compromiso político cristaliza al ser nombrado Director General de E.Primaria (Ministerio de Educación) en 1931 y diputado en Cortes y se prolonga en los años posteriores en diversos cargos en las instituciones republicanas a las que quedará indisolublemente comprometido.
En el periodo del bienio negro a partir de 1933 se ocupa de defender los logros alcanzados a través de la Liga de la Educación y la Enseñanza, entidad a la que se sentirá muy unido.
Acabada la guerra civil, su compromiso como dirigente del socialismo español se prolonga a través del exilio francés como dirigente de la UGT y el PSOE durante más de 30 años como consecuencia de su compromiso con la II Republica Española y con las labores políticas de oposición a la Dictadura del General Franco hasta la llegada de la democracia.
En lo referente a su tarea docente el escenario hay que vincularlo al primer tercio del siglo XX. Amplias capas de población española son analfabetas y eso motiva a muchos docentes comprometidos. Sus inquietudes coinciden con una nueva generación de profesionales de la educación, Los cambios que se apuntan se producen al calor de los movimientos de renovación pedagógica, entre otros de la Escuela Nueva, de la acción educativa promovida por la Institución Libre en Enseñanza y bajo los deseos de la población española que demanda cada vez más por acceder a la educación. Dichos objetivos acaban siendo asumidos en el entorno de los partidos políticos republicanos, y singularmente del movimiento obrero, a través del PSOE.
Si seguimos sus primeros pasos después de sus estudios básicos emprende los de maestro en Alicante, trasladándose por razones familiares a Madrid en 1911. En 1912 participa a través de la ILE de una beca por lo que viaja a Auch (Francia) como lector en la escuela normal de esa localidad, aprendiendo francés y terminando su formación. En 1919 es destinado a la Escuela Normal de Cuenca, lugar donde en 1922 es elegido concejal socialista en dicho Ayuntamiento. Es su primer cargo político. Vuelve a viajar para mejorar su formación a Francia, Bélgica y Suiza donde conocerá las últimas tendencias pedagógicas europeas y se forjará en ellos su ideario educativo.
Es el momento de las aproximaciones de Llopis a los conceptos de escuela única, de la escuela laica y de los principios pedagógicos de la Escuela Nueva. R. Llopis consiguió implantar sus ideas a través de las aulas de la Escuela Normal de Cuenca. Son años de actividad docente y periodística, escribe tanto en diarios locales y como nacionales como el diario “El Sol” con quien colabora intensamente. Selecciona textos para sus clases. Hace crítica literaria. Traduce del francés. Asesora al profesorado. La promoción y lectura recomendada de diversos libros se convierte en un arma pedagógica que usa en sus aulas y transmite a sus colegas. Con el fin de amplificar su influencia, en 1922 funda junto con Modesto Bargalló, una revista “Revista de Escuelas Normales” para difundir sus métodos educativos y sus lecturas recomendadas en otras escuelas normales, escribiendo con cierta regularidad en sus páginas y difundiendo su ideario docente.
Su materia como docente, es la historia y geografía humana que constituye los antecedentes de la Sociología moderna. Algunas de estas aportaciones son recogidas en “Cuadernos de Pedagogía”, órgano con quien colabora. Es permanente la ósmosis entre Llopis y la ILE (Institución libre de Enseñanza) que le dio la oportunidad de viajar y formarse y a la que se siente vinculado. Intercambia conocimientos y experiencias con destacados miembros de esta institución como Bartolomé de Cossío, Luis de Zulueta o el citado Luzuriaga.
Los postulados que defiende acabaran cristalizando junto con otros autores en el ideal republicano de escuela y son defendidas por él como diputado socialista en las Cortes Republicanas. Los postulados más importantes son: Incrementar la oferta de nuevas escuelas de titularidad pública a través de un decidido plan de construcciones escolares coordinadamente con los Ayuntamientos, la ampliación de las plantillas de profesores, la dignificación de la figura del maestro a través no solo de su retribución, sino también de su formación, la defensa de la libertad de cátedra, la libertad de conciencia del niño, la coeducación entre niños y niñas, el respeto a las ideas del docente y del alumnado a través de la escuela única laica y gratuita, y por último, la modificación del papel de la inspección educativa como dinamizador del hecho educativo. Sus aportaciones a lo que hoy entendemos como mejora de los servicios educativos (libros de texto, roperos, cantinas, comedores, etc…) son también considerados, garantizando la educación integral del niño, constituyendo otra de sus preocupaciones.
La idea de escuela y cultura se encuentran muy unidas y se traslada a través de otras fórmulas como la promoción de Bibliotecas, la creación y desarrollo del Patronato de las Misiones Pedagógicas para la promoción y difusión de la cultura y la educación el ámbito rural, la educación de adultos,( lo que hoy entendemos como Educación no formal) todas son ideas que alcanzan sus objetivos en el periodo republicano constituyendo un salto considerable para el sistema educativo español y en el conjunto de la sociedad. Si nos fijamos en el concepto del laicismo en la escuela, el término queda recogido específicamente recogido en el texto constitucional quedando redactado del siguiente modo:
“La enseñanza será laica, hará del trabajo el eje de su actividad metodológica y se inspirará en ideales de solidaridad humana”
En su defensa desde los escaños de las Cortes, el autor indica que la escuela debe ser liberadora de la conciencia infantil. Lo que señala sobre que la actividad metodológica debe estar basada en el trabajo se refiere a lo que hoy entendemos como pedagogía activa. Y cuando habla de solidaridad humana se refiere al respeto a la libertad de conciencia del niño o la niña y del maestro o la maestra. La labor del docente es el eje de la política educativa de la República, de su entusiasmo y entrega depende el hecho educativo.
Sus conocimientos de francés, su matrimonio con Georgette Boyé, profesora del Liceo Francés, a quien conoce en Madrid en los años 30, servirán de mucho para continuar su actividad sindical, política y social en Francia en los años posteriores a 1939. Los republicanos le deben también singularmente en los momentos más amargos de la diáspora al final de la guerra civil, su esfuerzo por sacar desde la costa mediterránea a muchos de ellos hacia los puertos de Argelia.
Ante la invasión alemana de Francia consigue burlar a la policía de Vichy, refugiándose en Albi, la ciudad de donde procede su pareja. Sus actividades políticas le permiten reorganizar y reagrupar muchos cuadros políticos perdidos toda Francia, tarea en la que se emplea a fondo.
Logra desde la rue Taur 69 (Toulouse) la reconstrucción en el exterior de las organizaciones de FETE, de la UGT y del PSOE ocupándose de dirigir sus actividades durante muchos años. Este capítulo merece un punto y aparte al margen de sus aportaciones a la labor educativa. Durante muchos años de dictadura Llopis se convierte en un puntal muy significativo para la unidad de las fuerzas políticas de la oposición a Franco y para la recuperación de la democracia en España.
Las aportaciones a la Liga Internacional de la Enseñanza desde Francia son también considerables, siendo el responsable de la sección española. Es una Institución con sede en Paris a la que desde el exilio francés se siente muy vinculado y que le permite mantener activa su vocación de docente.
Es un hombre empeñado en toda su actividad vital en poner sus conocimientos y su ideario al servicio de los demás. Un educador de muchedumbres como se concebía en los postulados de los fundadores del socialismo español.
Valencia 1 de Noviembre 2014 (Día de difuntos)