¡Se trata de nosotros, se trata de Europa!

Por: Victorino Mayoral Cortés. Ex Diputado al Congreso. Presidente de la Fundación Cives

El titulo de este articulo procede del encabezamiento dado al documento de Recomendaciones elaborado por los representantes de las 4.000 organizaciones no gubernamentales y 22 plataformas de los países de la Unión Europea que constituimos la Alianza del Año Europeo de la Ciudadanía en 2013 (EYCA, sus siglas en inglés). Se trata de 80 Recomendaciones que quieren ser otras tantas llamadas de atención hechas por tantos representantes de la sociedad civil europea organizada a las instituciones europeas, y especialmente a los candidatos a las elecciones al Parlamento Europeo, exigiendo un profundo cambio de rumbo de las políticas de la Unión.

Este es el sentimiento que compartimos muchos ciudadanos europeos: No podemos ni queremos aceptar que nuestra ciudadadanía democrática europea sea secuestrada en beneficio de poderes facticos e ilegítimos que imponen sus decisiones al margen o en contra de nuestros legítimos intereses cívicos. Queremos que se supere el evidente déficit democrático que en los planos de los derechos sociales y de la participación cívica padece la Unión Europea. Porque para nosotros la construcción institucional europea se constituyó como garantía reforzada de respeto a nuestros derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales proclamados en la Carta Europea de Derechos Fundamentales. Si esto no fuese así, Europa como tratado entre estados , por importante que fuese, no nos interesaría a los ciudadanos demasiado .Peor aún sería si como consecuencia de sus agresivas políticas neoliberales llegásemos a contemplarla como una amenaza a tantas conquistas de ciudadanía democrática cuyo origen estuvo en este continente como vanguardia de la construcción del Estado de Bienestar.

Europa, sí. Pero no cualquier Europa, ni a cualquier precio .Pensémoslo bien. Muchos ciudadanos europeos, especialmente de los países del Sur, han comenzado a percibir la a Unión Europea con temor y distanciamiento. Temor a perder derechos sociales y económicos y a ver limitada su circulación como trabajadores, mientras la libertad de circulación y lucro de los capitales, fundamentalmente procedentes de los países del Norte, vuela a velocidad de la luz. Temores y distanciamientos que están en la raíz del abstencionismo que debilita la participación política de tantos ciudadanos europeos que, desgraciadamente una vez más, veremos reflejado en las próximas elecciones europeas.

Tales son los dos grandes enemigos de la Europa democrática y social que demandamos los millones de ciudadanos reflejados en las Recomendaciones de la Alianza EYCA: Por una parte, aquellos que están provocando la reducción de los derechos sociales y de ciudadanía comunitaria con sus interesadas y egoístas políticas centradas en el dogmatismo austericida y de desregulación destructiva del modelo social europeo. Por otra parte, los que quieren volver a las trincheras de los viejos nacionalismos, con soluciones populistas, negadoras de los derechos básicos de ciudadanía universal. que harían de nuevo retroceder a Europa a las etapas más negras y peligrosas de su pasado de confrontaciones belicistas entre estados.

La gran crisis de origen financiero ,mutada en crisis económica, social y también política, por la que estamos atravesando, ha puesto a prueba a todas las instituciones políticas, incluidas las de la Unión Europea .Ello nos ha permitido ver y valorar ahora aspectos fundamentales de la realidad geopolítica, económica y cultural que una visión positiva y constructiva pero también ingenua y utópica que veníamos manteniendo del significado de Europa nos había hecho olvidar: Sí, Europa tiene un Norte y un Sur, un Oeste y un Este, un Centro y una Periferia, cuyos alcances y significados no son meramente geográficos sino igualmente sociales, económicos y políticos, de cuya existencia se derivan consecuencias múltiples de relaciones de desigualdad entre los ciudadanos europeos según vivamos en uno u otro lugar de la Unión .Esta es la gran cuestión que nos interpela acerca de la existencia o no de la proclamada Ciudadanía Europea, esa utopía por la que venimos luchando ,porque hasta ahora la hemos creído posible y realizable, aunque fuese siguiendo los pequeños pasos del día a día Son varios los estados de la Unión que han comenzado a limitar la estancia de trabajadores comunitarios, es decir a restringir la libre circulación de los ciudadanos ,expulsando también por razones étnicas a personas de nacionalidad europea. Hemos podido contemplar el bochornoso espectáculo de algunos países europeos más ricos que no quieren compartir los beneficios de su estado de bienestar con otros teóricos conciudadanos europeos procedentes de estados que no alcanzaron a tener un estado social. Algunos se han negado a asumir como carga excesiva la posibilidad de compartir servicios y prestaciones sociales con quienes, a su juicio, practican la “inmigración de la pobreza”, o el “turismo sanitario”, o el”parasistismo” de los servicios y subsidios sociales de la Europa del Norte.

Quienes hemos propuesto las recomendaciones de la Alianza EYCA entendemos que la Unión Europea es algo más que un marco jurídico y económico, puesto que está basada en principios de democracia y derechos humanos, de Estado de Derecho y de Bienestar Social .Estos principios representan la esencia moral de la Unión Europea, sin cuya presencia esta coalición de pueblos que quieren compartir ciudadanía en tan diversos planos no tendría razón de existir.

Nuestra contribución, que los lectores pueden encontrar mas detalladamente en el sitio web ey2013-alliance.eu/itsabouteeuropeitsaboutus/ o en castellano en la web de la Fundación Cives, insiste en la construcción de una Europa basada en la solidaridad, con igualdad de oportunidades para todos y que incluya plenamente la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones .Se proponen medidas para garantizar la inclusión y la igualdad, la libre circulación y la movilidad de todos los ciudadanos, asi como la garantía efectiva de sus derechos civiles y políticos. La Unión Europea, si quiere ser sentida, asumida y vivida por sus ciudadanos como la nueva construcción institucional democrática que a todos pertenece, tiene necesidad imperiosa de contar con una ciudadanía educada en los valores cívicos de la Unión, una ciudadanía que ha de estar informada del contenido y alcance de las decisiones comunitarias que a todos conciernen. Defendemos una Europa dotada de instituciones abiertas y receptivas que escuchen a los ciudadanos y les impliquen en la toma de decisiones, y en la que se apoye la existencia de una sociedad civil organizada, sólida, fuerte, reconocida e independiente. Porque al lado de la democracia representativa europea, que deseamos fortalecida y predominando sobre los órganos ejecutivos de la Comisión y del Consejo, necesitamos un entramado propio de una democracia europea participativa que afiance la convivencia asociativa de los ciudadanos de diferentes países y les permita representar la diversidad de fines cívicos en dialogo permanente con los órganos europeos de decisión.

Translate »